Los puntos que sean en la boca, siempre suspensivos, de tres en tres, y nunca finales. Ya suturamos suficientes heridas, ya quemamos demasiadas páginas empapadas en lágrimas, alcohol y perfume. Cenizas a las cenizas, y nos mezclamos. Tal vez la llama no se apague y renazcamos. Pero yo seguiré igual de sucio, tiznando todo lo que toco de este tono gris mío tan caracteristico. Dejando mi marca, en las paredes, en cada hoja, en ti. Déjame ser yo, el chico triste que se enamora, el que tiene tanto miedo y a la vez es tan valiente. No cuaquiera se atreve a sentir tan intenso. No todos pueden ser tan inmensos siendo tan poca cosa. Frío. Como tus besos. Como mis versos. No como el invierno. Más bien como una despedida sin un 'adiós'.
Erase una vez un chico tan frío, que tu saliva en sus labios se convirtió en escarcha.
lunes, 29 de diciembre de 2014
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