lunes, 3 de noviembre de 2014

Hermana de la lluvia

Escribo sin escribir. Hablo callado. Escucho el silencio. La lluvia no me moja, me seca el alma de lágrimas. Todo me parece menos gris cuando también lo está para los demás. Aunque para mi su gris es una de las cosas más intensas, bellas y llenas de vida que existe. Seré yo, demasiado normal para un mundo tan raro. Serán ellos, demasiado tuertos para un mundo de ciegos. Dónde no hace falta mirar, solo sentir. Dónde faltan almas y sobran ojos que no saben ni donde mirar, mucho menos iban a saber apreciar.

Cómo no iba a ser triste esa chica con lo increíble que es. Como una inofensiva amapola pasando desapercibida entre tantas rosas con espinas. Con una belleza tan pura que mezcla lo físico y lo metafísico, tan natural que parece imposible que sea cierto. Pareciera hermana de la lluvia, destinada a caer sin que nadie sepa apreciar la belleza que encierra.

Pero a veces la lluvia es de alegría, al igual que las lágrimas.
Sobretodo cuando tiene una piel como la suya para aterrizar, o más bien estrellarse.
Aunque eso suponga chocar y destrozarse.

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