jueves, 20 de noviembre de 2014

Llave maestra

Esa gota de sudor frío cayendo por tu espalda cuando estás a punto de correrte.
Y yo viéndola caer junto a ese arqueo involuntario de tu espalda tres milésimas de segundo antes de que tus uñas se claven en mi espalda. Hincarte el diente, saborear la gloria. Cómo si el mundo se acabase. Y nosotros reconstruyendo nuestras ruinas, follando entre escombros. Viviendo entre sueños en construcción. Tan cerdos y a la vez tan tiernos. Tan sucios y a la vez más limpios que nunca.
Las nubes nos están arropando, no quieren que el mundo nos vea así. Tan fuertes y a la vez tan vulnerables. Tan sensibles que un roce puede salvarnos y su ausencia puede hacer que caigamos en el abismo frío de esa cama vacía. Pero no vamos a pudrirnos con este frío que nos envuelve.
Vamos a seguir igual. Ardiendo y renaciendo. Amando cómo críos inocentes, follando como ninfómanos. Infiernos a cero grados y paraísos quemándose. Dolores físicos placenteros y dolores internos que no te dejan ni andar. Yo no quiero paz si no es contigo, no quiero guerra si no es en tu cama. Notas de suicidio en tu espalda cada noche antes de matarme en cada una de tus curvas.
Nunca la muerte tuvo tanto morbo. Nunca tuvo un rostro tan angelical ni una sonrisa tan pícara.
El café nunca supo tan dulce con tan poco azúcar. El sexo con otras nunca tuvo tan poca gracia.
Sería como conformarse con migajas cuando quiero cada trozo de tu pastel. Sería fomentar la miseria. Empobrecer los sentidos. Curarle la ceguera al amor. Hacerle sentido a la razón.
Quién querría estar cuerdo con una locura tan dulce como la tuya.
Quién no querría ser preso de la cárcel de tu cuerpo. Esclavo de tus sueños. La voz en off de tu historia. Esa gota de sudor que se escapa desde tu barbilla hasta tu ombligo.
Yo vine, te vi y me venciste. Perdí en el juego de no enamorarme de ti, pero gané más de lo que nunca podría haber soñado.
El café se enfría antes sin ti. Los cigarros se consumen más rápido. El tiempo que perdemos se acelera porque no aguanta estar tan solo. La luz que se cuela por la persiana lo hace con menos fuerza porque sabe que no estás tú en mi cama para manchar tu piel de sombra. No estás en mi cama para manchar mi vida de luz.

Rulo y enciendo. Paro y pienso. Miro. Siento.
No sé que está pasando, pero por fin está pasando algo.
No sé dónde estás, pero te estoy buscando. A tientas como un ciego, leyendo en braille con los labios.
Porque no hacen falta ojos para ver tu alma. No hace falta luz para ver mi sombra, está más alargada que nunca buscándote por las calles de la ciudad, por si te encuentra, síguela. Te marca la posición de mi tesoro, la equis de mi ecuación, tan solo compatible con la tuya. Te estoy dando pistas para venir y descifrarnos. Mi ganzúa se ha roto, ven y abre mi puerta.
Tú podrías ser la llave maestra de mi vida si quisieras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario